miércoles, 1 de octubre de 2008

El inminente quebranto de la cordura.

Resulta a veces muy sencillo refugiarse en ese sendero furtivo llamado "búsqueda del ideal intrínseco".
Cuando el ser descubre esa línea difusa que separa la lucídez de la razón y el ofuscamiento de la memoria, aparece ante nosotros la posibilidad de modificar el presente de manera radical.
Los sueños se subliman y forman un escenario lleno de imagenes que estimulan los sentidos, otorgando ese tan ansiado placer que toca de manera sutil a los que buscan evadir su realidad.
Entretejiendo en los intersticios más reconditos anhelos de paraísos que no guarecen sino de los propios miedos internos en que se debate la dualidad nefasta del entendimiento.
Es entonces cuando la acuarela se divide y todo el dolor y frustración que opaca al alma es disfrazado por lívidos tonos de emociones que pierden fuerza.
La conciencia humana toca en este punto de la evasión, el extasis y la soledadmás profunda.
Indudablemente el espíritu debe ser fuerte y en ocasiones titánico. La locura es más que la realidad y el ensueño.
Puede ser lo sublime de la inteligencia, la gloria o simplemente la agonía de aquel que la padece.